Nosotros estamos hechos a la imagen y semejanza de Dios. Si nos ponemos a pensar en esto y lo analizamos bien, entonces no podemos decir si Dios es hombre o mujer, pues más bien nosotros somos un reflejo suyo y no Él de nosotros.
Cristo (la segunda persona de la Trinidad) por el contrario se hizo hombre y bajó a salvarnos con forma humana pero Dios en cuanto tal no tiene una forma humana. Mas bien se puede decir que posee plenamente las cualidades que lo masculino y lo femenino tienen en parte y por separado.
Digamos que Él tiene los rasgos de una madre y un padre. Isaías 66-13: " Como un hijo a quien consuela su madre, así yo los consolaré a ustedes" y Efesios 1, 3 "Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo"
3 comentarios:
Me gustó tu comentario, siempre pensamos que Dios se parece a nosotros y no, nosotros a El. y me hiciste recordar la parte que dice "Aunque una madre se olvidara de su hijo, yo no me olvidaré de ti"
Gracias, saludos.
Hola! Bonita reflexión.
yo creo que Dios nos creo a la imagen y semejanza de su persona, o sea, sus cualidades, y debemos mantener esa semejanza con nuestras decisiones y acciones siguiendo como ejemplo a Cristo que vino a demostrarnos que realmente sí se puede lograr mantener la semejanza a Dios, no perfectamente porque sólo Dios es perfecto, pero siempre podemos dar lo mejor de nosotros para lograrlo
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